La anatomía de las tortugas (características principales)
Tanto las tortugas marinas como las tortugas terrestres, poseen cualidades comunes y características de la especie, como por ejemplo su duro caparazón. Esta formación ósea, fusionada con la columna vertebral, se compone de placas que van aumentando de tamaño con los años.
Anatomía
Se caracterizan por poseer un caparazón que se encuentra fusionado con la columna vertebral. La presencia de este caparazón evita que los movimientos respiratorios sean igual a los del resto de los animales, es decir, en las tortugas no es el tórax el encargado de dichos movimientos sino que los músculos abdominales realizan dicha actividad. El caparazón al ser una estructura dura y resistente le sirve de protección no solo porque resguarda a los órganos sino porque cuando las tortugas se sienten amenazadas se ocultan en estos caparazones. Para endurecer su caparazón y defenderse de los depredadores, las tortugas toman el sol varias veces en el día, y en cuanto a sus colores y diseños, estos varían en dependencia de la subespecie, el género, y las condiciones climáticas. Por otra parte, las tortugas presentan cuatro extremidades y una cabeza grande y característica que puede ocultar dentro de su caparazón cuando se encuentra en peligro.
En cuanto a los ojos, estos son capaces de distinguir los colores, pero no poseen una visión muy acertada. El pico de las tortugas, en el caso de las especies marinas, es de formación dura y puntiaguda, mientras que sus patas anteriores representan verdaderas aletas para impulsar su movimiento por el agua.Una tortuga en estado adulto puede alcanzar los 30 centímetros de longitud, aunque se conocen especies mucho más grandes. Al igual que los reptiles, las tortugas son ectotérmicos, lo que en otras palabras, significa que se encuentran fuertemente ligadas con la temperatura exterior (cuando arriba el invierno suelen entrar en un período de hibernación).
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